Y entonces Marta se detiene, medita. ¿Por qué tiene que contarle a aquella desconocida lo que guarda dentro de su corazón? ¿Qué puede perder con ello? Baraja esas dos opciones rápidamente y decide: se va a sincerar.
Una vez roto el silencio, violado el cerrojo del cofre de su intimidad, las palabras salen con fluidez, como si sus pensamientos hubieran estado largo tiempo esperando escapar del laberinto de su cerebro materializándose en forma de ondas acústicas efímeras y fugaces.
Una vez roto el silencio, violado el cerrojo del cofre de su intimidad, las palabras salen con fluidez, como si sus pensamientos hubieran estado largo tiempo esperando escapar del laberinto de su cerebro materializándose en forma de ondas acústicas efímeras y fugaces.
"Es difícil de explicar. Hubo un tiempo que intenté alejar a Ramón de mis pensamientos, de mi vida, como si él no hubiera pasado por ella nunca. Me pesaba la indiferencia de los últimos tiempos, la falta de comunicación, la ausencia total de cariño.
Tuve alguna aventura, escarceos que nunca llegaron a convertirse en algo serio. No deseaba implicarme con nadie, y terminaba antes de que nada pudiera empezar. Así pasaban los días, y mi objetivo de eliminar a Ramón de mi mente se iba cumpliendo, pero con su recuerdo iba muriendo también el rencor, ese escondido sentimiento que en el fondo tenía, aunque deseara negármelo. Esa lenta asimilación de la ruptura, pues en el fondo no era otra cosa, trajo la paz a mi espíritu, y durante unos meses fui feliz. Estaba sola, pero feliz.
Un día salí con compañeros de trabajo. Era una cena de empresa, ya sabes. Bebimos un poco, y yo me puse melancólica. Sin saber cómo, enmedio de una canción, Ramón volvió, y sentí pena. Por primera vez en mucho tiempo le eché de menos.
Durante unos días, luché contra la tentación de llamarlo. Mejor dejarlo todo como está, pensaba. El ya no querrá saber nada más de mí, me decía. Supongo que temía encontrarme de nuevo con su indiferencia, o con su rechazo. No sabía si mi autoestima podría soportarlo.
Pero, al final, no pude resistir: cogí el teléfono y llamé. No hubo respuesta. Le envié un e-mail. Tampoco. Y entonces empecé a preocuparme. Pedí unos días de vacaciones, hice las maletas, y aquí me tienes."
10 comentarios:
MUY BUENO TU BLOG ¡
A veces contamos nuestras intimidades mas secretas antes a perfectos desconocidos que a las personas que nos son cercanas. ¿Será porque no tememos lo que piensen estos desconocidos de nosotros, pero ansiamos que nuestros amigos nos quieran aun a pesar de nosotros?.
Un enorme beso
P.D. Veo que atendiendo la sugerencia de una persona que te quiere bien (aunque tu ya lo habrias pensado) has incluido tu sinopsis. Me gusta.
Wow, me gustó tu blog, estaré al otro lado...
Un saludo,
Pasé a saludar y me encantaron tus historias.
Un abrazo
Yeli
Entre hace un rato porque sabía que me estabas llamando con señales de humo, así que tiré para otro lado y te hallé.
No sabes cuántas veces he venido hasta aquí y veía que no había nada, así que me iba en silencio.
Que alegría me das el que hayas retomado la Tentación de Marta.
He escuchado la canción de Celia Cruz y me he puesto tonta, mu tonta y te veo a tí, así ya to morenito y caigo en la cuenta de que aún no he ido ni un solo día la playa y eso que la tengo enfrente de casa.
Gracias por la sipnosis, todo un detalle, asi no me pierdo después de tanto tiempo.
Ahora, te leo.
Muacks
Ains, que bien descrito está toda esta sarta de sentimientos.
Todo tan cotidiano, tan familiar y humano.
Aún no entiendo porque ella sigue buscandolo, no lo se, debería recordar, tener presente por qué se dió ese fin, eso la detendría.
Joe, haces que meta de lleno
Besitos, besitos
Te lovius
CREO QUE ES TODA UNA HISTORIA, COMO EN UN LIBRO, SERÁ QUE TENGO QUE IR AL PRINCIPIO.... ASI QUE COMPERMISO...
Entré a través de Raúl Ariza y me he dado un paseo por tus letras,por cierto,delicisa canción la de Celia Cruz!Un saludo
La primera vez que visitó este otro blog tuyo, y como siempre al leerte es imposible desapegarme de la pantalla...
Mil somriures.
ANA
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